Los primeros viajes misioneros de Las Asambleas de Dios de los Estados Unidos al Perú. En un primer momento llegaron, Forrest Barker, Ethel York de Barker, Raymond Hurlburt, Pablo Cragin, Florencia de Cragin y Ralph Ligthner. Asimismo, en un segundo momento arribaron, Howard Whittemore Cragin, Clara May Harrell de Cragin y sus hijas Rebeca y Evangelina. Posteriormente llegaron Leif Erickson, Florencia de Erickson, Walter Erickson y Arturo Erickson. Los nombrados fueron misioneros extranjeros y tienen una especial importancia en los inicios de la historia de Las Asambleas de Dios del Perú. Fueron los que llevaron el mensaje pentecostal a la región de Ancash. Asimismo, producto del esfuerzo misionero interno, surgieron los hermanos Hipólito Astete y Juan Astete. Ellos fueron los primeros misioneros y traductores nacionales del quechua, que llevaron el evangelio a diferentes lugares del Perú.
El misionero pentecostal se presentó de una manera muy particular en la sociedad peruana. Para ellos no había fronteras de clase, de ideología, de territorio, ni de confesión. La acción social pentecostal tuvo su impacto en el contexto peruano, asumiendo formas culturales que amenazaban con desestructurar la hegemonía religiosa del catolicismo romano en Huaraz. Simultáneamente educaban a sus creyentes para que fueran partícipes del desarrollo social de su comunidad local. No solo predicaron las buenas nuevas del Evangelio para una salvación espiritual de los pobladores, sino también, para mejorar la calidad de vida de las personas, en un contexto de pobreza, explotación y marginación de parte del sistema de gobierno político y católico. A través de sus discursos enfatizaban que Dios estaba interesado por liberarlos de la opresión y la miseria. Asimismo, resaltaron la presencia del Espíritu Santo como renovador de la vida y del sistema social imperante.
- Los primeros misioneros de Las Asambleas de Dios, Forrest Barker, Ether York, Raymond Hurlburt, Pablo Cragin, Howard Cragin y Leif Erickson, llegaron a los territorios de Macate, Yungay, Caraz y Huaraz, ubicados en el departamento de Asimismo, se vivía en un contexto de antagonismo frente a la Iglesia Católica. Estas autoridades soliviantaron a sus fieles, para iniciar una serie de persecuciones y agresiones físicas, contra los misioneros pentecostales. Estas acechanzas no neutralizaron, ni minimizaron las labores evangelísticas de los misioneros. Por el contrario, resistieron y continuaron con la predicación del Evangelio de santificación.
- Contrario a las afirmaciones de ciertos sociólogos que afirman que el mensaje teológico de los pentecostales era una forma de “adormecer” y “tranquilizar” la conciencia social de los pobres, o como mero “refugio” de las Podemos afirmar que los misioneros de las Asambleas de Dios del Perú, durante su estadía en los pueblos, no solo se dedicaron a predicar el Evangelio y a establecer la obra pentecostal. Sus predicaciones fueron acompañadas por el esfuerzo de realizar una acción social hacia los pobladores indígenas más desprovistos del contexto de Ancash.
- La fundamentación teológica de los primeros misioneros pentecostales está marcada por:
- La experiencia de la renovación del espíritu, vivida en Topeka, estado de Kansas, UU., durante el avivamiento pentecostal a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Muchos misioneros salieron con esta experiencia hacia Latinoamérica, impulsados por su vocación misionera.
- Las Verdades Fundamentales que conformaron la base teológica para organizar Las Asambleas de Dios en los Estos artículos de fe se fundamentaron en su nueva experiencia en el Espíritu y como una respuesta a toda alta crítica de la Biblia, al modernismo y otras doctrinas que el movimiento consideró como infidelidad a la Iglesia. Con respecto al artículo ocho de estas verdades, la evidencia del bautismo del Espíritu Santo, fue el fervor primordial de búsqueda de todo misionero pentecostal, tal fueron los casos de los Barker, Cragin y Erickson. En Ancash, esta experiencia en el Espíritu, no será vivida por la comunidad de los creyentes locales en sus primeros años de conformación. Primero experimentaron las agresiones, persecuciones y sufrimientos por causa del Evangelio. No fue sino, después de esa difícil etapa que empezaron a vivir las primeras experiencias del bautismo del Espíritu Santo, acompañado con la glosolalia en los congregantes nacionales y la renovación del espíritu en los misioneros norteamericanos.
LOS PRIMEROS VIAJES MISIONEROS DE LAS ASAMBLEAS DE DIOS AL PERÚ (1919-1924)
El concilio general de Las Asambleas de Dios de los Estados Unidos surgió como consecuencia del movimiento pentecostal que tuvo su origen a principios del siglo XX y que se esparció mas tarde con rapidez por todo el mundo. El pentecostalismo emergió como una prolongación del Movimiento de Santidad. En el año de 1901, en Topeka, estado de Kansas, Charles Fox Parham (1873-1929) experimentó con sus alumnos del instituto bíblico “Stones Folly” el bautismo en el Espíritu Santo. Asimismo, pequeños grupos participaron en este avivamiento espiritual. La experiencia se esparció por los estados de Kansas, Oklahoma y posteriormente Texas. De esta manera, formaron la asamblea de creyentes, quienes tiempo más tarde se plegaron al Concilio General. Uno de estos grupos estaba conformado por el predicador negro Willians J. Seymour (1870-1922) quien realizaba reuniones en la ciudad de Houston y pertenecía al Movimiento de Santidad. En 1906, Seymour fue invitado a predicar en la calle Azusa Street, ciudad de los Ángeles, California. En este lugar presentó el mensaje pentecostal, donde un conjunto de creyentes recibió el bautismo del Espíritu Santo, acompañado del hablar en otras lenguas.
Llegada de los primeros misioneros de Las Asambleas de Dios a Lima
El memorable 13 de Octubre de 1919, los primeros misioneros oficiales de Las Asambleas de Dios de los Estados Unidos, arribaron en el puerto del Callao, con la finalidad de iniciar la obra pentecostal en el Perú. Ellos fueron los norteamericanos, Forrest G. Barker, su esposa Ethel York, su hija Esther y un oven ayudante de ellos, Raymond Hurlburt, quienes tenían toda la pasión de trabajar en estas tierras peruanas.
El estadounidense Raymond Hurlburt fue pionero pentecostal de Las Asambleas de Dios en Panamá en 1911. En ese lugar fue ordenado al ministerio con la única finalidad de realizar misiones en algunos países de Latinoamérica. Tiempo después se trasladó a la isla de Hawai, con el objetivo de extender la obra pentecostal. En 1920 retorna nuevamente a Panamá, con el propósito de recibir el nombramiento como pastor y lograr trabajar en una iglesia. Realizaba tres cultos por semana y le gustaba predicar al aire libre en la misma ciudad.
Persecución por parte de los franciscanos y católicos en Yungay
En 1921 después de un arduo viaje de caminata por las alturas andinas, Forrest Barker, su esposa Ethel York y su hija Ester llegaron al pueblo de Yungay. Ellos se establecieron en una vivienda rústica que había sido alquilada por una familia yungaycina. Asimismo, distribuían literatura y celebraban cultos en su vivienda y en las calles, bajo la permisión oficial de las autoridades del pueblo. En corto tiempo poseían un grupo de adherentes, quienes profesaban devotamente las enseñanzas doctrinales. Asimismo, los congregantes de esta comunidad de fe, recibieron el asesoramiento pastoral y los sacramentos cristianos, realizados por los misioneros Barker. Fue un buen comienzo de la obra pentecostal.