Los miembros de «Las Asambleas de Dios del Perú» reconocen y se someten a los principios de las Sagradas Escrituras como norma de vida, y funcionan como cuerpo de Cristo bajo el principio de sujeción, respeto mutuo, unidad, santidad, justicia, misericordia, interdependencia, amor a Dios y al prójimo. Reconocen que la gloria de Dios y el buen testimonio de los creyentes están por encima de cualquier conveniencia o interés material, personal o congregacional.